Mes de las Madres : Cuentos y Historias Reales ( LA MAMÁ QUE NO CELEBRA )

Cuento: "La mamá que no celebraba"

Había una vez una mamá que todos decían que era intensa. Algunos la llamaban "cansona", otros simplemente "distante". Ella vivía entre relojes, papeles y cuentas por pagar. Era de esas madres que nunca llegaban a las reuniones escolares, que no sabían qué caricatura estaba de moda, que no preparaban desayunos sorpresa, ni escribían cartas con corazones de colores. Pero cumplía. Oh, sí. Era puntual con los uniformes limpios, con la lonchera lista, con los zapatos bien lustrados y el alquiler pago antes del día diez.

Nunca fue de abrazos largos, ni de palabras dulces. Tal vez porque a ella tampoco le enseñaron eso. O tal vez porque se le fue olvidando entre tanto cansancio.

Cada Día de la Madre, cuando llegaba su fecha, prefería no hacer nada. Decía que no le gustaban las flores ni las fiestas. Se encerraba en su cuarto con una excusa cualquiera, y allí se quedaba en silencio. Pero en realidad, le dolía no saber cómo celebrar, cómo recibir amor sin sentirse culpable por todo lo que no había hecho antes.

Un año, sus hijos —ya grandes, con sus propias batallas y aprendizajes— decidieron no llevarle flores ni tarjetas. En vez de eso, llegaron con una caja llena de materiales: retazos de tela, tijeras de bordes en zigzag, frasquitos de vidrio, cintas de colores, papel craft, sellitos con frases cursis, y un par de muñecos a medio hacer.

—Mamá, no venimos a celebrar. Venimos a invitarte a empezar.

Ella frunció el ceño, como quien no entiende el chiste. Pero cuando vio los materiales, se quedó en silencio. Se le aguaron los ojos. No dijo nada. Solo extendió la mano y tomó un botón rojo.

Desde ese día, la casa dejó de oler a cansancio y empezó a oler a pegante, chocolate derretido y cartulina. Ella, que nunca tuvo tiempo de jugar, ahora creaba. Hacía muñecos que parecían tener alma, envolvía regalos como si cada uno fuera el último, y escribía frases que por fin salían de su corazón.

No cambió de la noche a la mañana. A veces seguía siendo cansona. Pero ahora sabía que el amor no solo se daba con responsabilidad, también se compartía con detalles.

Y aunque al principio no le gustaba celebrar el Día de la Madre… ese año, ella misma preparó su sorpresa.